Ciudad de México a 9 de Enero de 2018.-Nadie, ni siquiera la organización de Los Angeles Lakers, puede mostrarse sorprendido luego que LaVar Ball le comentara a que el entrenador Luke Walton ha perdido el control de su equipo, prácticamente clamando por su despido tras una cadena de nueve derrotas consecutivas.
Nadie.
Los Lakers quizás se hayan comprometido a asumir esta relación con una mirada optimista, no obstante, tenían los ojos bien abiertos. Evaluaron a Lonzo Ball de forma exhaustiva en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Tuvieron al staff de entrenadores de los Bruins reunido con ellos en sus oficinas antes del draft. Incluso fueron a la casa de la familia Ball en Chino Hills, Calfornia, para así tener un encuentro cara a cara con LaVar y percibir una idea de quién era el personaje, más allá de los titulares y entrevistas televisivas.
LaVar les miró a los ojos y prometió que no opacaría a los Lakers o a su staff si tomaban a su hijo en el draft. Tal como Magic Johnson, presidente de operaciones de los Lakers, comentó a ESPN en julio pasado, Ball le dijo: «Mira, Earvin, no estoy siguiendo a mi hijo. No voy a pasar tiempo en Los Ángeles».
Ball confirmó lo dicho por Johnson, agregando: «En cuanto a entrenar a mi hijo, esto es lo más que puedo hacer. Les dejaré que ustedes lo lleven más lejos. Le pueden ayudar a mejorar, pasando tiempo estudiando videos y entrenando. Lo pueden llevar a otro nivel. Les confío a mi muchacho».
Todas esas citas fueron registradas por los medios con permiso de las partes involucradas, lo cual quiere decir que tanto Johnson como LaVar Ball deben responsabilizarse por ellas. En el caso de Johnson, debe asumir que no acusó públicamente a Ball padre una vez que éste rompió su promesa, aparte de no haber defendido a su entrenador. En cuanto a Ball padre, éste debe admitir el no haber cumplido con su palabra, lo cual coloca a su hijo Lonzo en la posición de tener que escoger entre desafiar a su padre o poner a su entrenador en la silla caliente.
Johnson y el gerente general Rob Pelinka se reunieron de forma privada con LaVar Ball el 29 de noviembre, pidiéndole que bajara el tono de sus críticas hacia Walton o, por lo menos, acudir a ellos antes de expresarse con respecto al entrenador, quien actualmente está en su segundo año.
En dicha reunión, Ball le reiteró a los Lakers lo que éstos últimos querían escuchar. Sin embargo, poco después se expresó en público, afirmando a ESPN: «Voy a decir, a fin de ‘plantar’ una semilla: ‘Vean esto ahora’. Quizás es algo que no querrán escuchar, pero tendré éxito si escuchan lo que tengo que decir, porque sé lo que se necesita a fin que mi hijo pueda superarse».
Lo anterior también fue dicho con el fin de ser publicado. Eso debió ser suficiente para los Lakers a fin de entender que Ball no se detendría en sus críticas hacia Walton, o contra cualquiera que no se adhiera a su voluntad.
Sin embargo, en vez de defender a su entrenador públicamente o, por lo menos, reclamarle en privado a Ball, la organización sigue una política de no darle oxígeno. Fue una forma decente de manejar las cosas. Manteniendo la clase, le han permitido promocionar su empresa, Big Baller Brand, sin inmiscuirse.
Pero esta política ha sido algo ingenua por parte de los Lakers, en esta era de opiniones candentes al instante, canales de noticias por cable y redes sociales.
Siempre hay oxígeno en algún lado, y un hombre como Ball, que gusta del comentario encendido, siempre lo conseguirá. Es un maestro del arte de llamar la atención para sí y su familia. Es su plan de negocios. Su marca depende más de su insolencia que de sus zapatos. ¿Por qué creen que el reality show en Facebook sobre la familia Ball ya está transmitiendo su segunda temporada? Porque Ball no sólo puede llamar la atención, además, es capaz de mantenerla. La única forma en la cual su tribuna se puede esfumar es si su audiencia deja de verlo. Y, en el mundo de hoy, siempre hay un público que te seguirá, así sea para verte viajar a Lituania para grabar un programa y crees una trama que dure apenas tres capítulos.
El entrenador de los Dallas MavericksRick Carlisle hizo un fuerte argumento cuando criticó a este medio de comunicación por darle a Ball una tribuna para expresarse en contra de un entrenador de la NBA. Cada periodista, incluyéndome, ha debido reflexionar de forma muy honda a fin de entender el por qué la opinión que este padre en particular tiene con respecto a un entrenador de la NBA (o siendo honestos, si todo lo que Ball padre ha dicho con respecto a otros jugadores de la NBA contra los cuales su hijo puede ser mejor o no que ellos) es noticia. Ciertamente no es el primer padre de una figura de la NBA con opiniones muy vehementes. Ball es, solamente, el primer padre de una figura de la NBA con un megáfono con tanto volumen.
Siendo francos, todo este fenómeno ha sido fascinante de ver y cubrir, al presenciar las reacciones de la gente y cómo discuten todo lo que ello significa, mientras nuestra sociedad cambia de un ciclo noticioso de 24 horas de duración a un ciclo informativo que va de segundo a segundo, de tuit a tuit. Con una situación que se torna incómoda para Lonzo Ball, es relevante preguntar si eso afectará su juego o su posición ante el resto de sus compañeros.
Durante la noche del domingo, ese no parecía ser el caso. En la victoria de los Lakers 132-113 sobre los Atlanta Hawks, la cual puso punto final a su racha adversa, Lonzo tuvo 13 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias en 30 minutos de juego. Lonzo parecía estar totalmente despreocupado con respecto a la polvareda levantada por su padre y que le pegó en la cara a los Lakers.
Un jugador de los Lakers afirmó que esta situación se ha convertido por momentos en una distracción. Sin embargo, su frustración iba en contra de los medios por alimentar el revuelo causado, mostrándose disgustado por ver a Walton, a quien apoya plenamente, arrastrado hacia la toxicidad causada por las palabras de LaVar.
Por su parte, Walton ha continuado su prédica hacia el equipo, indicando que las únicas opiniones que importan son las expresadas dentro de su vestuario, a la usanza clásica de Phil Jackson; aspirando que el caos causado fuera de la burbuja del club, les permita cohesionarse más como grupo. Fuentes cercanas a Walton indican que, en privado, el entrenador se muestra más molesto por las distracciones causadas que preocupado por su estabilidad laboral.
En la noche del domingo, Walton incluso trató de calmar el ruido con un poco de humor. Al preguntársele por qué sustituyó a Lonzo al principio del primer periodo, Walton respondió: «Su papá estaba hablando basura, por ello lo saqué temprano del partido». Dos segundos después, Walton sonrió y agregó: «Era broma».
Lonzo no hizo mucho para calmar la tormenta, al decir durante la mañana del domingo que «jugaría para cualquier entrenador» y no apoyar de forma específica a Walton. Una fuente cercana al jugador indicó que éste se muestra más preocupado por consolidarse dentro de la NBA y ayudar a su equipo a salir de su reciente mala racha que inmiscuirse en una controversia entre su padre y su entrenador. En privado, hay personas ligadas a la organización de los Lakers que han comenzado a mostrar preocupación por las consecuencias emocionales que podría acarrear este acto de equilibrismo en el armador de 20 años de edad, en caso que se prolongue.
Hasta ahora, los Lakers han mantenido silencio, con la excepción de un tuit el 31 de diciembre por parte de la presidenta y co-propietaria Jeanie Buss con la etiqueta #InLukeWeTrust (En Luke confiamos). Para Buss, quien ha insistido en no interferir con decisiones de baloncesto, fue una importantísima declaración pública.
Sin embargo, la misma se produjo antes que LaVar Ball incrementara su crítica hacia Walton, rompiendo una vez más la promesa que hizo a Pelinka y Johnson. En este momento, debería ser muy obvio que Ball no dejará de decir y hacer lo que le plazca. Lo ha dicho una y mil veces. Al igual que lo ha hecho Lonzo Ball. Los Lakers lo sabían muy bien al tomar a Lonzo en el draft y decidieron su conformidad al respecto.
Los dardos de LaVar Ball tienen un objetivo claro en la actualidad: Walton. Después, podrían dirigirse hacia Johnson, o Buss, o Pelinka, o cualquiera de los compañeros de Lonzo. Siempre habrá un micrófono, o una cámara de televisión que registre sus comentarios, bien sea propiedad de ESPN o de cualquier otro medio.
La noticia ahora será la forma en la cual reaccionen los Lakers. La política de apaciguamiento no funcionó. Ni tampoco el mostrar deferencia. El silencio sólo hace que la voz de LaVar se escuche más fuerte y ayude así a crecer las semillas que está tratado de plantar